¡POR
LA CUCA DE MARIA ANTONIETA! (17)
Ni
más ni menos, el viejo Filigracio, poeta reconocido en éste ámbito virtual
hablaba con el cucho de la esquina, los dos pasando por los 70, edad en que ya
no tienen nada que ocultar los hombres, mientras las mujeres a ésta edad pasan
por santas de la caridad, rosario en mano y velas encendidas.
-¡Pues
sí!, en esa época las mujeres no se
lavaban la cuca por cuestiones de ardor
-
¡Jejejeje! /Reía el viejito de la esquina, -es verdad, ¡ese exquisito olor se lo
están perdiendo todos los boludos de ésta época!, ¡no saben de cosa rica!, y se agarraba los 3 hilos del bigote que
todavía le quedaban, moviendo las piernas con frenesí, sacudiéndolas como
queriendo despertar al muerto que ahí se encorvaba, esperando ver si esas bolsas que tantos positivos dieron, por algún milagro, algo de clorox conservaban.
-Aquí
entre nos don Filigracio, ¿a usted todavía se le para?
-Eso
le pregunto a usted, respondió don Fili sin dar respuesta cierta.
¡Por
la cuca de María Antonieta!, ¿ya se le murió?
-¡Qué
no!, ¡qué no!, a veces se me para, sobre todo en las mañanas.
-¡Mmmm,
pues a mí también!
¡Viejo
sinvergüenza!, ¡no cambia vagabundo!
-Pero
déjeme terminar viejo mañoso, se me para y me derramo en la cama, y ahí es
cuando mi mujer me empuja fuerte y me dice: ¡¿No le dije que se pusiera el
pañal?!, ¡cochino!
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 11/15
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