viernes, 25 de noviembre de 2016

EL COBARDE (4)

Raquel Rueda Bohórquez se siente bendecida.

 EL COBARDE (4)

 El cobarde empuñó un arma para matarme;
Empuñé entonces un lápiz y lo herí
Hasta suplicar que no escribiera más su historia,
Porque cuando corrí, no lo hice por cobarde,
Sino que de valiente, salvé mi vida de sus garras,
Y me levanté de las cenizas,
Ante ese denigrar salvaje
Que marcó mi pequeña novela
Y me dejó una herida salvadora en el alma.

Raquel Rueda Bohórquez

3 11 16

jueves, 3 de noviembre de 2016

SUEÑO 31116 (5)

SUEÑO 31116 (5)

Aparecí en un gran salón garaje y ahí vi a Edgardo, /el ex de mi hija viviendo en Francia. Trabajaba como guachimán, es algo como vigilante, tenía camisa azul celeste y pantalón azul oscuro, bien vestido con una gorra de la que usan los policías, pero acorde al uniforme.

Sonreí, estaba ocultando su trabajo, ¿para qué?, en sueños nos desplazamos a todo lugar en el universo, estaba igual de agraciado que hace unos años cuando lo creía mi hijo, pero por cosas de la vida, apareció una dama con escarpines de seda y moña de oro y abandonó los sueños hermosos que teníamos /me incluyo como buena suegra que fui y el otro hijo que presentí.
Se especializa en algo, ambos estudiaban Ingeniería Industrial, mi hija pronto se graduará, paso a paso, porque le toca trabajar para ayudarse en sus estudios, a éste joven también le tocó una lucha tenaz, ahora está en el extranjero, ese fue siempre su mejor sueño, ahora está solo y la "maracuyá”, /como le llamaba, cambió de tacones y la moña se le creció.

De un momento a otro, debajo de un gran portón metálico, sale un perro negro enorme, mostraba sus filosos colmillos muy amenazantes y sólo tenía ojos para mí. Temblaba como una gelatina y no sé de dónde salió un pote con agua helada y trozos de hielo dentro; cuando el animal furioso se abalanzó sobre mí, me cubrí con la vasija; el perro rabioso mordía los trozos de hielo.

Me sentí perdida, ya nadie vendría en mi ayuda, pero sí, mi amado yernito me auxilió cuando más voluble me sentía, y zafó a ese perro rabioso, lo agarró del cuello y lo apartó de mí con valentía.

Después de ahí, desperté con mucha fiebre, malestar, ese sentirme en una casa enorme pero con ganas de correr a la libertad, con deseos de liberarme de todo estorbo, de chécheres, de cosas que no necesito y dejar vacía la casa, ocupada  sólo con flores, perros, y mis hijos.

Mañana será un día en que iniciaré limpieza; regalar, sacar y bendecir mi hogar con agua bendita, porque cerré los ojos de nuevo y en la inmensidad vi demasiadas hormigas culonas, corrí apresurada a recogerlas, amaba éste oficio cuando era niña con mis hermanos y mi tía Noema, pero al llegar se transformaron en feas cucarachas, aquí ya no dormí más, no porque sean cucarachas tiene que suceder algo malo, en cambio lo del perro sí presiento que hay gente que habla a mi espalda, personas no tan santas que toda la vida me han puesto trampa, pero miro al norte y recuerdo que mi madre está ahí, entonces la fe me eleva y el viento suave que llega cual oración de la tarde, me permite confiar en un poder grande y mayor.

Mañana será un día maravilloso, los sueños se quedan aquí, en ésta lápida…
¡Qué descansen en paz!

Raquel Rueda Bohórquez

3 11 16 

LA PRIMERA VEZ (6)

LA PRIMERA VEZ (6)

Recuerdo la primera vez,
Era temblorosa gelatina.
Cuando me descuidé,
Casi le arrimas;
Y me quedé pensando:
¡Eche!, ¿y ésta vaina qué?

Esa primera vez
¿Quién la olvida?
Sólo ardor y miedo
Y el sancocho se quemaba,
Mientras tanto en la cocina.

En un rincón, sobre un escritorio
¿O sería en el abrojo del camino?
Esa primera vez me dolió
Como me ha dolido siempre tu olvido.

Un poquito de tinte rojo… ¡tan solo un poco!
No daba para hacer mucho ruido.

Mi corazón a mil, ¡y tú tan tranquilo!

¡Tanta vaina por una primera vez!…
¡Qué pesada carga guardar la virginidad!
Pero más carga me toca ahora
Recibir un polvo, sin la gracia de amar
Y sin esa alegría del ayer,
Cuando te sentía llegar.

Raquel Rueda Bohórquez


Barranquilla, diciembre 21/13

¡CABALLERO! (7)

¡CABALLERO! (7)

Prestadme un bucle caballero…
Dame de tu corazón un son,
Que tengo el mío como una roca
Suspirando por tu amor.

Y de tu estómago un poco
Que deseo hacer un tambor
Para ajustarme a tu pecho,
Con éste rico temblor.

¿Quién dispone de tal pertrecho?
¿Tienes acaso un zurrón?
Quiero componer un verso
Con un poquito de ron.

¡Llamad a los cuatro vientos!
¡Decidle palabras cantor!
Cuando tu flauta endereces
Sabré de tu gran valor.

Más si acaso, por si las mermas
Pretendes hacerte el huevón,
Bien húmedo tengo el cabello
¡Abajo del pantalón!...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 4/13